Dios es Amor (1Jn.4,8 y l6).
Dios es un misterio de amor: es un Padre amoroso, es un Hijo que por amor vino al mundo, es un Espíritu que comunica su amor a todas las criaturas.
Un amor tierno y misericordioso
Si deseamos expresar cómo es el amor de Dios, no encontramos palabras; Su amor supera nuestro vocabulario. Podemos decir que "Dios es misericordioso y clemente, tardo a la cólera, rico en amor y fidelidad" (Ex. 34, 6).
O, como San Pablo, podemos exclamar que ese amor supera todas las dimensiones, y que nada nos puede separar de él (Rom 8, 35).
Dios toma la iniciativa
Como dice San Juan, "Dios nos amó primero" (1 Jn. 4,10) y nos hizo sus hijos. El deber elemental de un hijo es amar al Padre que le da la vida, oír sus palabras y hablarle expresándole sus necesidades. Ese amor que Dios nos tiene es gratuito, pues Dios nos ama antes de que nosotros le amemos a El.
Lo único que te pide es que creas en su amor, no te pide primero que le ames, sino que te dejes amar por El. Gal 4,9
El amor no consiste en que nosotros amemos a Dios sino en que El nos amó primero – 1Jn 4,19. No fuimos nosotros los que lo elegimos a El, El nos eligió primero Jn15,16. Nosotros no le hacemos un favor al amarlo, sino es El quien nos favorece a nosotros con su amor eterno. A veces buscamos a Dios y queremos amarlo. Pero nadie puede amarlo, sin antes experimentar Su amor.
Amor personal de Dios
Is 43, 1-4 : Si fueras el único habitante de todo el universo, Dios no podría amarte más, por que te ama con todo su amor. Dios ama a todos los hombres pero también ama a cada uno de manera personal, de la manera que cada uno necesita ser amado.
Sal 103.13 : Para hacernos comprender el amor de Dios, la Biblia le da nombres familiares a nuestra experiencia, como: Padre, Madre, Esposo, Amigo, Pastor...
El nombre de Padre aparece en el Antiguo Testamento, pero fue Jesús quien más lo usó y quien enseñó a sus discípulos a decir la palabra "Abbá", que significa "papá", cuando fuesen a orar. Ser discípulo de Jesús es atreverse a dar a Dios el nombre de Padre, y a tutearlo confiadamente.
Amor incondicional y estable.
"Vacilarán los montes, las colinas se conmoverán, pero mi amor hacia ti no desaparecerá".(Isaías 54,10).
“Puede acaso una mujer olvidarse del niño que cría, no tener compasión del hijo de sus entrañas?. Pues aunque ella lo olvidara yo no me olvidaría de ti” (Isaías 49,14-16).
Dios no pone ninguna condición para amarte, El te ama como tu eres en este momento…No importa pecado, vicio o defecto, Su amor no cambia. Si hay algo que no puede hacer, es dejar de amarte.
No necesitamos aparentar algo distinto para que Dios nos ame. El nos ama como somos, por que fue El quien nos hizo así. No sólo nos acepta como somos sino que le gusta como somos. Ese Dios que nos ama, por amor nos creó.
El libro de la Sabiduría dice que si Dios aborreciera algo, no lo hubiera creado (Sab 11,24). Y tiene su alegría en nosotros. (Sof 3,17)
Nos ama con nuestras cualidades y defectos, no “por” nuestras cualidades, ni te ama “a pesar” de tus defectos, sino te ama con ellos. No por que los apruebe, sino por que te ama, y los acepta.
Dios es amor y nos ama no porque nosotros seamos buenos, sino porque el bueno es Él. Dios no te pide tanto que lo ames, sino que te dejes amar por Él. El ha tomado la iniciativa y antes de que tú puedas hacer algo por Él, Él ya te amaba de manera incondicional.
Plan maravilloso para cada uno
Dios te ama como eres, pero no te quiere dejar así. El quiere algo mucho mejor para tu vida. (Ef 3,20) Dios tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que nosotros podemos pedir o pensar, conforme al poder que actúa en nosotros.
Dios tiene un plan maravilloso para cada uno de nosotros: hacernos pasar de las tinieblas a la luz admirable, participándonos su vida divina, para que vivamos desde ahora como hijos suyos.
La vida de alguien sólo cambia y se transforma, cuando encuentra un amor incondicional y permanente fiel. Sin embargo, nuestro corazón está hecho con sed de infinito y solo puede ser llenado por el amor de Dios. Con razón, san Agustín afirmaba: " Nos hiciste Señor para ti, nuestro corazón estará insatisfecho hasta que no descanse en ti".
"Señor, que todo mi corazón se inflame con amor por ti; Haz que nada en mi me pertenezca y que no piense en mi;Que yo queme y sea totalmente consumido en Ti;Que te ame con todo mi ser, como incendiado por ti" -San Agustín, Comentario al salmo 138